Nombre del autor revisión: Patricia Pérez Sepúlveda - Septiembre 2014
“Durante casi ocho siglos de dominio musulmán, España dio a toda Europa un ejemplo brillante de un estado civilizado e ilustrado… El arte, la literatura y la ciencia prosperaron como no ocurría entonces en ningún otro lugar de Europa.” Stanley Lane-Poole
Un quinto de la población mundial sigue las enseñanzas del Corán, el Islam es así la segunda religión de salvación monoteísta con más de 1200 millones de fieles . El mundo occidental relaciona al Islam con fundamentalismo y cómo no pensarlo si se nos ha bombardeado desde los años 70 con noticias de los conflictos internos de países musulmanes y entre ellos y las grandes potencias. Se tiende a generalizar entonces como fundamentalistas a todos los creyentes en esta religión, por lo que su avance aparece ante nosotros como una gran amenaza.
El empuje del Islam ha sido un fenómeno permanente desde la noche en que en la ciudad de la Meca, Mahoma dijo recibir la primera revelación del Arcángel Gabriel o el espíritu santo en el año 610. Desde la Hégira, nombre que se la da a la migración de Mahoma y sus seguidores desde La Meca, ciudad en que era perseguido, hacia Medina, donde obtuvo poder político y redactó una constitución histórica en haber dado derechos a todos los ciudadanos, incluso a las mujeres, lo que no lograría occidente hasta el siglo XX. Donde escribió el Corán, libro guía de la religión, no sólo en lo espiritual, sino en lo familiar, legal y social. Los musulmanes libraron varias guerras, tanto por defender sus territorios como por expansión territorial. Al año 632, fecha en la que fallece Mahoma, la sociedad islámica abarcaba toda la península árabe, y fue una civilización brillante. El gran triunfo de Mahoma fue encontrar un hilo conductor, un paraguas para darle un sentido de pertenencia común a muchos grupos, pueblos y tribus que hasta entonces se consideraban enemigos todos contra todos. El establecimiento del Islam significó un paso evolutivo para permitir estabilidad y desarrollo social.
El peor error de Mahoma fue no dejar sucesor. A su muerte, esto causó la división entre sunitas, actualmente el 90% de los musulmanes partidarios de la sucesión del grupo llamado Omeya versus los chiitas, 10% de los musulmanes actuales, pero mayoría en Irak, a los que pertenecen los imanes, sabios interpretadores de la ley, quienes seguían la línea sucesoria de Alí, primo y yerno de Mahoma. Esta división ha sido causa de violencia y discriminación hasta nuestros días. Otros grupos son los kurdos, los alauitas y otros. Escindidos de los chíitas los ismailistas y saidistas. Por último los llamados yihadistas (grupos violentos interpretadores extremos de la yihad menor o Guerra Santa).
3 . Los problemas de sucesión generaron guerras internas entre los diferentes grupos, que al abrigo de Mahoma habían subyugado sus ansias de poder a la Umma (ideal de una sociedad islámica única), pero que interpretando diferentemente algunos aspectos prácticos de la religión y de la política, creían cada cual expresar mejor y más fielmente la corrección en la forma de vivir la religión y por ende la política, el comportamiento social y familiar del mundo musulmán. A pesar de ello, la sociedad islámica fue poderosa y fértil durante varios siglos. El estado otorgaba educación y salud gratuita a todos los residentes en su territorio, inclusive a los no musulmanes. Se estandarizó los servicios de salud y educación, exigiéndose preparación científica a los docentes y médicos. Se crearon escuelas y universidades públicas, como las de Bagdad, AL Azhar, Córdoba, Túnez entre otras. Los libros científicos, por ejemplo médicos de Avicena, AL Razi y al Biruni fueron textos obligatorios en las universidades europeas por muchos siglos, incluyendo técnicas quirúrgicas diversas. Hicieron importantes aportes en matemáticas fundamentalmente en álgebra, trigonometría y logaritmos, introdujeron el concepto del cero, y los números arábigos. Mejoraron la brújula china, descubrieron el poder detonante de la pólvora, el papel de algodón, desarrollaron la astronomía y la literatura. Bait ul Hikma fue la biblioteca más grande del mundo en la edad media y fue también un centro mundial de traducción y clasificación de literatura científica. Se crearon escuelas legales. La filosofía de Averroes y Avicena fue impulsora de la posterior filosofía hebrea y de la escolástica cristiana. Hicieron importantes aportes en teoría política reconociendo la responsabilidad de los gobernantes ante Dios y ante el pueblo. Realizaron importantes aportes en artes, especialmente en la arquitectura. En general a todo nivel de ciencias, en astronomía, no sólo por la investigación directa, sino por la creación de centros de recopilación, educación, reunión y encuentro científico y filosófico de personas que de todos lugares encontraban acogida y participación. Es gracias a ellos que algunos manuscritos del mundo griego llegaron hasta nuestros días. Pero, ¿cómo ha sido la expansión desde la península arábiga hasta representar al 20% de la población mundial? Veamos. Por supuesto que se concentran en la península arábiga, especialmente en Turquía, Kuwait, Irán, Irak, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Pakistán, y Afganistán. Ya en el siglo X y XI llegó a India, Pakistán y Bangladesh, representando actualmente una población de varios millones, a Indonesia en el siglo XV y XVII, siendo el país con más musulmanes del mundo, aproximadamente 120 millones. En Asia, está presente en las antiguas repúblicas soviéticas, representando más del 75% de la población en algunos de ellos, incluso en China tiene varios millones de seguidores a pesar de ser una minoría.
4 En las diferentes áreas de África, el Islam también tiene una representación importante, llegando por ejemplo en Marruecos, Mauritania, Libia, Argelia, Somalia y Túnez a más del 95% de la población. La población musulmana ha crecido en occidente también por causa de la inmigración, más de veinte millones de musulmanes en Europa y más de un millón en España, en actitud pacífica , que se integran a la cultura occidental. El 20% de los musulmanes son árabes, y una sexta parte de los árabes no son musulmanes, con un 10% de cristianos. El Islam, sigue siendo, como ayer, una religión múltiple cultural, étnica y racialmente, y ahora, universal. Asistimos a un resurgimiento del islam, que reaparece como una fuerza sociopolítica global muy poderosa. A partir de mediados de la década de los setenta se produjo un proceso de islamización en numerosos países musulmanes como reacción frente al proceso de occidentalización de la época colonial. Se ha pasado de la declaración de Turquía como estado laico en 1923, a la declaración de la república islámica con la revolución de Jomeimi en 1979 en Irán. En Argelia, Túnez y Egipto se introdujeron tendencias nacionalistas y socialistas que no solucionaron los problemas sociales, culturales y políticos. Alrededor del año 2010 se observó un retorno a la utopía de una comunidad musulmana idealizada, la Umma, con el islam como principio y la ley islámica como instancia jurídica capaz de instaurar un nuevo orden en los diferentes estados. Se le llamó “la primavera árabe” al movimiento social de protesta que surgió desde la población y las redes sociales, pero que en el tiempo ha producido graves enfrentamientos especialmente en Egipto, Libia y Siria, opacado por las informaciones de instigación norteamericana en su generación. Proliferaron paralelamente organizaciones islámicas que operan dentro del sistema político con respeto a la vía democrática, buscando una transformación estructural en sus respectivos países y en las relaciones internacionales. Sin embargo, el avance del fundamentalismo islámico en algunos países, en forma de terrorismo, justificado en el Corán y en nombre de dios, produjo miles de muertos en septiembre de 2001 en Nueva York, en 2004 192 muertos y miles de heridos en Madrid y a 56 muertos y 700 heridos en Londres en el año 2005 y al día de hoy el Estado islámico, que se ha transformado en un organismo terrorista sobre las minorías de su propia población. Otros países optaron por los acuerdos económicos con occidente como Arabia Saudita y Omán, abriéndole el acceso al petróleo. La sensación del mundo árabe es que desde que perdieron su imperio, su posesión multiterritorial, han ido paulatinamente siendo objeto de la repartición del mundo entre Estados Unidos y la Unión soviética, no pudiendo decidir su propio destino, a merced del negocio de las armas y del petróleo,
5.- Es tal la intervención extranjera, que surgen dentro de las luchas religiosas, resentimientos económicos por la asimetría entre el enriquecimiento de otros países y la escasa distribución de las ganancias del petróleo por ejemplo, entre sus poblaciones, sumándose un resentimiento político por las constantes diferencias entre sunitas chiitas, kurdos y otros grupos menores, un resentimiento tribal racial dado las propios conflictos previos entre los diferentes grupos y un creciente sentimiento nacionalista, especialmente en los países de predominio chiíta como Irán e Irak o como el grupo palestino Hamas, más nacionalista que islamista. La historia del Islam, como la del universo ha sido como el péndulo hermético en los diferentes países en que se encuentra, pasando por períodos occidentalizadores, con un mayor diálogo y apertura, social y económica hacia nuestro lado del globo, pero con menoscabo de sus propias tradiciones, versus la mirada yihadista, nacionalista, purista y de interpretación extrema del Corán, de sus suras (capítulos) y aleyas (versículos).
La importante expansión del islam se explica por varias razones. La más importante es el clima de desorden de muchos de los países de origen que ha motivado las migraciones progresivas a diferentes puntos del globo, dando lugar a una expansión silenciosa y progresiva a lo largo de los siglos. La segunda es la preferencia de los países africanos algún día colonizados por los europeos de mantener su orgullo nacional y un creciente espíritu de identificación antioccidente, debido al constante atosigamiento desde los poderes políticos y económicos del bloque neoliberal, tanto desde el punto de vista económico como bélico, en muchos lugares del globo, por lo cual prefieren relacionarse más con el mundo árabe que con sus ex conquistadores, abriendo sus puertas al intercambio cultural y humano. Por último, la necesidad de una fracción de la población desencantada con un cristianismo injusto, antisecular y poco profundo en sus convicciones y ritos.
CONCLUSIONES:
No puede pensarse en el futuro del mundo aparte del islam, ha sido y es una religión en constante expansión.
Desde el comienzo, la cultura islámica equilibró la relación entre religión y ciencia, imponiendo la búsqueda del conocimiento como obligación para todo musulmán y musulmana, por lo que nunca existió en esta religión una contradicción entre el conocimiento científico y la práctica de la fe.
Sin el islam, el Renacimiento europeo se hubiera retrasado varios siglos, les debemos innumerables avances que sentaron las bases para el desarrollo de las ciencias y el rescate de muchos valores culturales de la antigüedad, que de otro modo hubieran desaparecido en manos de la inquisición.
La mayoría de los musulmanes son personas del mundo, preocupadas por su supervivencia, familia, trabajo y expresión científico cultural, generalizar al mundo islámico en la yihad violenta es un paradigma que se debe superar.
Si bien muchos de los métodos de los grupos nacionalistas y terroristas son reprobables y no tienen justificación ética, si tienen explicación en la historia y en el constante acoso que han tenido como grupos políticos, geográficos, económicos y religiosos. - Creo que el mundo islámico tiene derecho a seguir su propio curso histórico. En el transcurso de las últimas décadas, el intervencionismo extranjero, ha llevado a un nudo cada vez más apretado, la evolución de los pueblos no puede ser acelerada ni menos guiada sobre un ideal diferente a la configuración cultural propia. La actitud utilitarista y mercantil de las superpotencias por un lado, o la actitud dogmática de países que bien intencionados desean imponer la democracia en países que no tienen ni la masa política crítica, ni la preparación ni una cultura democrática sólo ha creado y sigue produciendo desastres.